domingo, 23 de febrero de 2014

El Traje Nuevo del Emperador. Antonio Orihuela

Tengo 31 años y estoy cansado.
Todos los sitios me van pareciendo, finalmente,
igual de malos.
Todas las personas, incluso las que me quieren,
insoportables.
No encuentro sentido ni a lo que hago
ni a las cosas que dejo por hacer.
Miro a los demás
con la absoluta certeza de quien ve
no semejantes,
serenos, resignados, envilecidos extraterrestres.
Vuelvo sobre mí
y me siento como si no hubiera otros con los que compartir.
A donde quiera que miro,
la insoportable mentira que anida, germina, rezuma
este tiempo, este país, este modo de vivir
al que llaman
progresista, tolerante, solidario, democrático,
avanzado, europeo, y mejor y mejor
que todos los habidos,
que todos los posibles.
Este modo de vivir
donde falta todo lo nombrado.
Que ha deshecho la clase trabajadora sin una sola bala,
que ha encarcelado las conciencias sin una sola reja,
que me aparta sin una sola porra,
que me excluye sin un hierro candente,
sin siquiera una estrella amarilla en la solapa.
Este tiempo
de trajes nuevos,
de Emperadores.

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